“Iabo utdedra libelabel Ulden nat oikomenikat Elo, un nat nira bo drameg Gunden u antromorfikat Gemen”

Da lef Ianda bo Darg. Ursula K Le guin

septiembre 18, 2009

Diferencias y semejanzas

Las grandes masas continentales de Metón se produjeron en forma similar a las del planeta Tierra. La deriva continental formó las placas principales y su continuo movimiento definió tierras emergidas que posteriormente se fueron poblando de vida.
De igual modo, los vaivenes climáticos produjeron períodos glaciales alternativos que determinaron que el nivel del mar del planeta subiera o bajara según si el agua se encontrara contenida en los hielos continentales o libre en el océanos.
Así, los dos mundos desarrollaron sus biósferas respectivas con sus semejanzas y diferencias. La población humana no escapó a estas variantes y por consiguiente siguió patrones distintos en cada planeta.
Mientras que en la Tierra la aparición del hombre se dio en lugares no precisos, y simultáneos respecto de todas las tierras emergidas, además de suceder en tiempos prehistóricos; en Metón la impronta humana fue en un punto concentrado, pero sin posibilidades de migraciones hasta el período protohistórico.
La razón de la permanencia en los territorios de origen se dio debido a razones fundamentalmente geográficas: las masas continentales estuvieron aisladas durante largos períodos, las bajas del mar durante las glaciaciones no lograron unir los continentes y los grupos humanos primitivos no tenían medios para atravesar los brazos de mar entre las tierras emergidas.
Por otra parte, las óptimas condiciones de vida de la Llanura Central de Zelidar, hizo que los grupos humanos primitivos no necesitaran trasponer los límites de la región, ni siquiera por curiosidad. Sólo hacia el año 4000 antes del Cruce, después de la última glaciación y las anormales crecidas del Río Moderán, se trastocaron las condiciones climáticas y por consiguiente, las de la vida de sus pobladores.
De ese paraíso de lluvias mansas y tierras prósperas, donde crecían sin prisa, asomándose a la historia escrita, un cataclismo los despojó de todo, obligándolos a empezar desde el principio y sobre todo a cambiar el esquema sedentario y buscar nuevas tierras para ocupar.
Las cuatro corrientes migratorias que iniciaron la diáspora, respondieron al más notable de todos los emprendimientos que la humanidad haya desarrollado, contra la naturaleza y en cualquier lugar del universo, para afrontar el territorio desconocido, construyendo ciudades; una tras otra, avanzando sobre las tierras vacías.
Si hubo otros grupos homínidos en el gran continente de origen, no quedaron rastros de su presencia cultural. Las únicas tribus progresistas fueron las del Río Moderán y sus llanuras fértiles.

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