“Iabo utdedra libelabel Ulden nat oikomenikat Elo, un nat nira bo drameg Gunden u antromorfikat Gemen”

Da lef Ianda bo Darg. Ursula K Le guin

febrero 20, 2010

Comentario sobre la novela “Excursión” de Bernardo Heiller. (EMECE Editores. Buenos Aires. 2175)


Bernardo Heiller fue un escritor latinoamericano que no le hizo honores a sus compatriotas en lo  que a producción se refiere y escribió una sola obra mediocre y desvaída, con un solo mérito: estar ambientada en Metón.

Heiller decide escribir el libro a partir de un viaje de placer a Metón, solventado con la fortuna de su familia y superficialmente documentado con algunos escritos de segunda mano que consultó a su regreso a la Tierra.
La novela, si decidimos acordar que el escrito   tiene categoría de tal, tiene como protagonistas a un grupo de excursionistas, de ahí el sugestivo título; que en un viaje de placer, tienen un encuentro “poco convencional” con los extintos pobladores del planeta.
Ya en el planteo de la trama, Heiller desaprovecha el misterio de Metón extendido  ante sus ojos y decide inventar un conflicto de su propia cosecha, pero seguramente más vendedor que la simple realidad.

El pastiche literario combina apropiaciones de la personalidad, escenarios  exóticos que al menos respetó de la realidad, demasiados personajes  que en más de una vez complican la trama y sobre todo un encuentro místico-metafísico entre los protagonistas y los antiguos pobladores venidos a divinidades prisioneras. La novela, escrita en primera persona , agrega una pareja que se conoce en el viaje, alguno que otro conflicto  de grupo y un final feliz que nos deja contentos a todos, especialmente al editor.

Lo rescatable del trabajo, sobre todo para los que hemos estudiado al planeta en forma prolija y sistemática, son las pormenorizadas descripciones de los escenarios reales, que para Heiller resultaron impactantes; el resto, un argumento digno de llevarse al cine en una producción de bajo presupuesto y sin locaciones originales.

Los allegados al autor cuentan las infatigables visitas que hizo a cientos de editores y los rotundos rechazos que acumuló como trofeos. El libro, al fin publicado, salió a la venta a finales de 2175, tuvo una tirada exigua  de ejemplares digitales y terminó en los mesones  electrónicos  en un paquete de oferta con otras obras por el estilo.

No obstante su desavenido nacimiento, “Excursión” hoy es un clásico que se estudia como uno de los peores ejemplos de novela, sobre todo después de la insospechada recuperación que tuvo el género  en los últimos años.

Heiller terminó sus días como el primer autor que situó una novela en Metón y el peor novelista del siglo XXII.

La historia  de la literatura terminó ubicándolo en un sitio  destacado, a pesar de todo.


Ernesto Furnessi.
Publicado en "Methons Cronicles".
Yorkers Editors. 2187.







febrero 10, 2010

Ernesto Furnessi. Aproximaciones a su saga.

Ernesto Furnessi fue investigador de la Universidad del Oeste hasta que en 2190 decidió embarcarse a Metón en un programa de intercambio voluntario.
La Comisión de Conquista otorgaba viajes gratis a cambio de trabajos posteriores en el planeta y según sus aptitudes universitarias, Furnessi presentó un proyecto de investigación sobre Culturas Extintas que la Comisión aprobó. Sin esperar, el aburrido universitario abandonó su gabinete en la Tierra y se radicó en Metón para cumplir con la investigación propuesta.

El trabajo programado en 18 meses se cumplió en tiempo y forma y el informe y conclusiones se entregó a la Comisión de Conquista antes que cualquiera de los otros voluntarios. Desde ese día, libre de la responsabilidad pero también afincado definitivamente en Metón, inició la saga que lo hizo famoso. Preparó un equipaje mínimo de enseres personales, un microprocesador compacto de cristales, una captadora de imágenes, su graficador de estilo y abandonó los bordes de la civilización para adentrarse en el misterioso secreto del mundo abandonado.

Desde su partida, las conjeturas que se tejen son variadas, sobre todo alrededor de la gris personalidad de Furnessi que a partir de esta decisión, produce un cambio vital a tal extremo que podríamos estar hablando e dos personas distintas. Quienes han estudiado a Furnessi a través de la lectura de sus crónicas; sociólogos, psicólogos, exobiólogos, arquitectos, lingüistas y filósofos; además de haber obtenido datos que aportaran a desnudar la personalidad “esquizofrénica” del cronista, encontraron la inmensa oportunidad de poder armar el gigante rompecabezas de Metón. Sin embargo, quien se dedicó a su saga y fue más allá de sus manías, patologías o curiosidades de la personalidad, fue su biógrafa póstuma Eleonora Solís; la mujer que siguió sus escritos, sus pasos y su misteriosa desaparición y que dejó una obra compendio para la posteridad que tituló “Soy Furnessi”

Volviendo a su saga, la precisión con que organizo la obra, como también la pasión que puso en cada línea y en cada mapa de los lugares que visitó, habla de un trabajo casi anacrónico para una época de tecnología sofisticada aplicada al conocimiento. Si consideramos que Metón se cartografío antes de ser repoblado, de muy poco parecen servir los mapas manuales que construyó palmo a palmo, solo y en territorios vacíos. No obstante, la precisión y profundidad de detalles de estos mapas y relatos es abismalmente superior a la que las sondas de exploración obtuvieron antes de los desembarcos. Hoy después de varios años, las guías turísticas de Metón, siguen utilizando las espectaculares ilustraciones de Furnessi, sus mapas de recorridos y sus comentarios de ruta. Alguien escribió sobre él que, pese a los recursos técnicos de que disponía y al enfoque decimonónico que le imprimió a su saga, logró un estilo innovador y evocativo de los grandes emprendimientos de finales del S XIX, sobre los también finales del S XXII. El resurgimiento de la extinta vocación literaria de la crónica.

En su obra, algunos temas son tomados por Furnessi desde una mirada neófita o al menos fuera de su formación en las ciencias sociales. No obstante, la notable sensibilidad del cronista, logra generar profundos análisis y conclusiones sobre cada observación. Sus comentarios se explayan sobre el paisaje mirado por primera vez por un humano no nativo; sobre la flora y la fauna desconocida, las ruinas de la cultura desaparecida y hasta sobre los rastros arqueológicos que infieren costumbres y que Furnessi reconstruye a partir de datos al parecer inconexos.

Es quizá importante para algunos la extraña personalidad de nuestro héroe pero más suculento es el increíble mundo que sacó a la luz.